La cocina pasó a ser la entrada, el centro, donde reunirse, donde convivir, donde comer, o donde volver a jugar a las cartas.
El muro de carga sirvió de apoyo de todos los almacenajes.
El salón fue a la esquina con las balconeras y las vistas.
Y de regalo, un segundo baño, este en suite, un cuarto de lavado y un altillo. ¿Quién da más?
Superficie: 88 m2