Siempre que coincidíamos disfrutábamos hablando de viajes: Glasgow, Edimburgo, Nueva Orleans, Chicago… cualquiera, a través de sus relatos, resulta el destino más apetecible. Con la reforma de San Bernardino ampliamos las conversaciones a espacios, pérgolas, ventilaciones, colores, azulejos, lámparas, palomas, exposiciones, ceviches, costuras, mercadillos… La reforma ha sido un disfrute, una oportunidad para conocernos mejor.
Pero también para poner en valor la terraza de cuarenta metros cuadrados, la «reina de la casa», saneando la estructura de la pérgola, sustituyendo el toldo por uno neutro y claro y dejar la parte de la salida cubierta con acceso al armario-lavadero que se traslada al exterior para liberar espacio en la cocina y aumentar la capacidad de almacenaje de la vivienda.